sábado, 10 de mayo de 2008

TOXOPLASMOSIS


La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que afecta a la mayoría de los animales de sangre caliente, incluido el hombre. Es en las mujeres embarazadas donde supone un mayor riesgo, pues el toxoplasma causa abortos y alteraciones fetales. De hecho en nuestro país, todas las mujeres durante el embarazo son controladas mediante los análisis pertinentes para detectar la presencia o ausencia de anticuerpos contra esta enfermedad.
El gato es el hospedador definitivo de este parásito, es decir, es en él donde termina su desarrollo y resulta contagioso a través de los quistes que va excretando por las heces. Por esto, el gato es el gran “sacrificado” por los médicos, que en su gran mayoría recomiendan a la embarazada deshacerse de su mascota (a veces de todas). Pero bastante denostado ha sido durante toda la historia el gato, para que hasta nosotros los veterinarios, “echemos más leña al fuego”.
Por lo tanto me permito romper una lanza en su favor y hacer constar que está comprobado que existe mayor casuística por consumo de carnes crudas, poco cocinadas o verduras y vegetales que no se han tratado ni limpiado lo suficiente, que por causa del gato. Para que este fuera el culpable, se deberían tocar las heces (cuatro o cinco días después de la deposición, que es cuando los quistes eliminados se vuelven contagiosos) o comer carne de gato.


De esto se desprende que con una conducta higiénica basada en el sentido común, sin alarmismos, es perfectamente posible la convivencia. Muchas mujeres con anticuerpos contra la toxoplasmosis jamás han estado en contacto con ningún gato. Evitar tocar la bandeja de las deposiciones, alimentar con comidas comerciales de calidad, evitar el acceso a dormitorios
o lugares de íntima convivencia en la casa, son algunas medidas más razonables que el abandono de un animal por falta de información.